martes, agosto 29, 2006

Redescubriendo a McBride


El Informe McBride es un trabajo encargado por la UNESCO a una Comisión Internacional de Estudios sobre los Problemas de la Comunicación. Esta comisión fue presidida por Sean McBride.

Este informe ve la luz ante la denuncia del MNA ante las discriminación política, económica y, mediante la comunicación, cultural que padecían los países en vías de desarrollo.

El contexto internacional surge en los años 80. Década en que la Guerra Fría bipolarizaba el mundo, y EEUU y la Unión Sóvietica se dedicaban a jugar una partida de ajedrez sin escrúpulo alguno. Su tablero era el mundo. Peones fueron Somoza, Pinochet, Batista. Personajes que destrozaron la utopía sudamericana de los 70, y que arrasaron desde Europa Occidental hasta Oriente Medio, con guerras, golpes de estados y hambre. Es está la época de las políticas neoliberales de Thatcher y Reagan. Un tiempo donde Kissinger podía sembrar un Nobel de la Paz a base de dibujar fronteras en el mapa.

EEUU y Reino Unido abandonaron la UNESCO escandalizados por el informe. Uno de los postulados del Informe McBride solicitaba el intervencionismo del estado en materias comunicativas. El informe habla de valores éticos y morales, no obstante el "English World", en palabras de Churchill, y la prensa internacional abuchearon esta medida a la que acusaron de censuradora y de violar la libertad de prensa de los países democráticos. Mientras que tal intervencionismo chocaba de pleno con el "libre flujo" de las políticas neoliberalistas, la prensa internacional tildó el informe de utopico y poco práctico.

La diferencia entre el norte y el sur ha seguido ampliandose hasta crear un cierto alarmismo en la sociedad mundial. La utopia quedó relegada al olvido y el mercado parece no haber solucionado los problemas. Hoy muchos miran aquel informe con añoranza. Tal vez llegue el momento en que no quede más remedio que abogar por la utopía. Tal vez llegue el momento.

3 comentarios:

Kikeron dijo...

Pues para esa pregunta hay dos respuestas posibles. La primera, y supongo que es la que soñaba McBride, es que el ser humano fuera capaz de aportar una moralidad mayor a la creatividad tecnológica. Personajes como Einsten, culpable de la energia atómica, o Chaplin se lamentaron de que nuestra tecnología había superado a nuestra humanidad.

La denuncia reside en que en un mercado de libertad de flujos solo se conectan aquellos nodos que ostentan un valor económico importante. Más allá de estos nodos no existe nada más. Pues bien, resulta que esos nodos estan situados en las regiones más avanzadas del planeta. Contra esto no pueden luchar países que estan en pleno proceso de avance. McBride demanda que los estados subvencionen los medios llevando la comunicación al ámbito del bien público. Y que en torno a este se cree un mercado mundial que ayude a los países con problemas. Esto seguramente desembocaría en un desarrollo más lento, pero los países no competitivos no quedarían fuera de la sociedad. La principal denuncia de los países del tercer mundo es su irrelevancia económica, política y cultural en un mundo donde no tienen cabida por que no les da ningún valor.

La segunda posibilidad es que los gobiernos abusaran de tales privilegios. Posibilidad que conforme a nuestra experiencia es más "práctica". Mientras seamos monos con mechero poco podemos hacer.

Kikeron dijo...

El "Y" ese, ya sea con intencion o sin ella estaba perfecto.

Ojala todas las conversaciones acabaran con ese "Y" ;)

Kikeron dijo...

La Utopía de Tomás Moro también contenía algunos principios un poco.. "rigidos". Defendia actitudes como la perdida "ataduras" morales como la familia o las redistribuciones sociales para acabar con la superpoblación. El problema tal vez sea que la utopía es ahora palabra muerta, como tantas de las ideas que ahora se nos ofrecen a nuestras generaciones. La diferencia entre una buena idea y una mala idea es que cuando ésta se convierte en ideología pasa a ser dogmatica, o lo que es lo mismo (al menos a mi parecer) excesivamente racional y muy, muy poco humana.